Muy queridos hermanos en el recuerdo y en la nostalgia, celebrando hoy 14 de Octubre, un (supongo) feliz reencuentro:
Me pareció tan bonito el gesto de ustedes al "adivinar" mis deseos de ver, así sea en fotos, a la tan mentada y cara para mi colonia Rosh-Pinah.
No les niego que me invadieron sentimientos diríamos que encontrados. Por un lado la esperanza, de entrada, fuera de toda lógica, de encontrarme frente a un "retrato" del paisaje que hace tanto tiempo fue el telón de fondo de mi vida en vacaciones. Y por el otro, esa extraña sensación de tener frente a mí, reproducidos en fotos, campos solitarios, algunos alambrados, árboles sin la alegría de cobijar bajo sus ramas a algún jinete agobiado por el intenso calor del verano entrerriano, haciendo una parada para descanso de él y de su caballo.
¿Donde están las casas de los pioneros, esos mismos que junto a sus familias tuvieron la virtud y, por qué no, la valentía de convertir esas solitarias zonas en fértiles y productivos campos? Es lógico que al querer mirar tantos años hacia atrás se me escapen muchísimo nombres, pero por ahí aparecen en mi memoria los Anijovich, los Bekenstein, los Salkind, otras familias como los Yankelevich, Vainer y mis cercanos Efron. ¿Dónde hay animales pastando? ¿Dónde quedaron los pintorescos "ranchos" de los puesteros, mano derecha de los colonos; las ya en ese entonces ruinas de la sinagoga; y no aparecen los molinos de viento, los galpones que guardaban en sus entrañas el producto de la cosecha, en espera de ser transportadas a Las Moscas o a Domínguez?
Y los artesanales y por ello rústicos portones, donde a menudo amarraban sus caballos los muchachos de la colonia, "por pura casualidad" de paso, pero sabedores que allí estaba de visita alguna buenamoza porteña, casualidad que se repetía infinidad de veces luego de la caída del sol.
El tiempo implacable, el veloz avance del progreso y la genuina ambición de los que tenían la vida por delante y soñaban con una vida más fácil en las ciudades se tragó a las colonias.
Tenemos el orgullo, quizá desmedido, de haber sido testigos del gran aporte de esta colonia, como muchas otras más, de seres maravillosos, de grandes luchadores que contribuyeron al adelanto de la provincia y del ejemplo que aún en condiciones duras es posible la alegría y la felicidad que se podía respirar en esos campos.
En este festejo de los "mosqueros", como simpatiquísimamente han dado en llamarse, les deseo (y no me cabe duda que ocurrirán) encuentros emotivos, reencuentros felices y que puedan, como seguro lo harán, acompañar ese sabroso asado con risas, alegrías y hermosos recuerdos.
Te acuerdas cuando ese día, yendo al colegio...................... y cuando nos empantanamos y con temor que creciera el río y.......................... y de nuestra maestra que un día...................... y de aquella chica a quien no te animabas a acercarte por………........... Si, si, me acuerdo. Mirá, ya tengo canas................ Me sirves otro trozo de.................... BUEN PROVECHO, AMIGOS.
Con el cariño entrerriano de
ADELA LIBEROFF
Caracas/Venezuela