Cabe destacar que esta exclusiva revista se edita en español e inglés y se distribuye mayormente en shoppings, hoteles, estaciones de servicio y countries de Buenos Aires, la costa atlántica, Bariloche, Villa La Angostura y El Calafate, así como también en clubes de polo de Inglaterra, los Emiratos Árabes Unidos y España.
El artículo publicado dice así:
Lugares: Las Moscas y Líbaros
El tren fue formador de pueblos. El ramal Urquiza tenía, cada treinta kilómetros, un paraje con un tanque de agua, a su alrededor se formaban los primeros caseríos. Las Moscas y Líbaros fueron dos de ellos; el primero, testigo de una historia de amor.
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Luego de 1860 el país empezó a tender sus líneas férreas, cada treinta o cuarenta kilómetros se instalaba un tanque de agua, alrededor de él se iban formando los pueblos, por eso se consideraba al tren formador de lugares.Las Moscas, ex Salvador María del Carril, fue escenario de una historia de amor narrada por Adela Liberoff en el diario Clarín de 5 de junio del 2007. Líbaros es la colonia siguiente.
La familia Wexler era propietaria del almacén de ramos generales, punto de varias reuniones sociales, y sucursal Las Moscas y Líbaros del Fondo Comunal. Todos los pueblos estaban rodeados por colonias, en donde se aprendía el hebreo. Las maestras que llegaban de París para ejercer la enseñanza eran de origen Sefaradíes y hablaban el castellano. Entre ambos pueblos había escuelas como la de Raigón, Rosh-Pinah, y otras como la 25 y 37.
Adela cuenta una historia de amor ocurrida en Las Moscas. Así se crea un clima de mucho suspenso y emoción, hasta el desenlace final. En aquellos años, en 1930 los jóvenes partían tentados por las grandes urbes, y algunas mujeres le temían a la soltería. Los romances por carta eran testimonios legendarios por entonces. Una joven lee en una revista de la época el aviso de un galán con fines serios.
Durante la narración, con final feliz, se van describiendo detalles del pueblo, costumbres y las deformaciones del idioma como la palabra "Jefe" de estación, que en aquellos años la escribían como "Gefe". Tanto Las Moscas como Líbaros tuvieron un movimiento comercial de importancia especialmente en épocas de cosecha. La tecnificación de la maquinaria y constante búsqueda de oportunidades redujeron su población.
Muchos pobladores recuerdan los trenes cargados de jóvenes, que iban a cumplir el servicio militar. Hoy Las Moscas tiene menos de quinientos habitantes y la de Líbaros es aún menor, sólo se circunscriben a los recuerdos. Las estaciones, de estilo inglés, son testimonios de aquellos relatos, símbolos de sus identidades.